Shirin Ebadi, abogada y Premio Nobel de la Paz, afirma que ser mujer y abogada en Irán es totalmente compatible.
Por Irina Moreno
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La trayectoria vital de la iraní Shirin Ebadi es el perfecto ejemplo del David contra Goliat. Desde que la Revolución Islámica en 1979 la retiró de la judicatura, esta jurista se puso en pie de guerra contra la interpretación “injusta” del Islam que desdeña los derechos humanos en países como el suyo. Abogada y defensora de los derechos civiles y ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2003, Ebadi afirma sin ambages que hombres y mujeres ejercen la abogacía sin desigualdades en Irán. Los obstáculos comienzan, matiza, cuando su lucha se centra en combatir los crímenes de lesa humanidad.
¿Es compatible ser mujer y abogada a la vez en su país?
Es perfectamente compatible. La primera mujer que ejerció en Irán lo hizo hace 70 años. Como mujer, no existe ningún desafío, excepto la imposición del velo. Pero como abogada que trabaja en el tema de los derechos humanos, tengo muchos problemas.
¿Qué clase de problemas?
Muchos; uno de los principales son las amenazas que recibo desde hace muchos años.
¿El ejercicio de la abogacía es libre en Irán?
Sí, totalmente.
¿Qué casos destaca de los que se agolpan encima de la mesa de su bufete?
Soy la abogada en de los siete miembros líderes de la religión bahá`i, que desde hace nueve meses están encarcelados. Durante ese tiempo no me han dejado verles ni me han dado permiso para que pueda leer su documentación. Este uno de los juicios más importantes que se están llevando a cabo ahora en Irán. El otro gran caso que llevo es el de una fotoperiodista de nacionalización canadiense pero de origen iraní, que sin ninguna razón justificada fue detenida cuando sacaba fotos en la calle y una semana después de ser encarcelada, murió por recibir un golpe en la cabeza. Este caso es tan importante que el Gobierno canadiense pidió a la embajadora de Canadá que abandonase Irán. Ya han pasado cinco años desde que llevo este caso, pero todavía no se ha celebrado el juicio.
¿Echa de menos la judicatura?
Sí, pero hay muchas leyes iraníes con las que no estoy de acuerdo. Si me viese en la situación de tener que aplicarlas y juzgar y condenar a una persona, no querría hacer uso de esas leyes puesto que no creo en leyes que van en contra de los derechos humanos.
¿Qué cambios legislativos considera que deberían llevarse a cabo con urgencia?
Los castigos contrarios a las normas internacionales como la lapidación, los latigazos, la pena de muerte para los menores de 18 años, el cortar la mano a los ladrones, etc.
¿La apertura internacional que está por producirse en Irán, impulsada por Barack Obama y Mahmud Ahmadineyad, abre la esperanza a que su país se comprometa a respetar esas leyes?
No, la instauración de estas leyes sólo tiene que ver con el deseo del pueblo y no con la relación que tenga Irán con países como Estados Unidos.
¿Por qué la mujer está discriminada legalmente en los países islámicos?
Las leyes que discriminan a la mujer no proceden del Islam, sino de una interpretación errónea del mismo y yo protesto contra esto. Esa misma interpretación es la que cierra las puertas del sistema jurídico a las mujeres.
¿Considera que el machismo que sufre la mujer jurista es un problema internacional?
Por supuesto. En todas partes del mundo las mujeres sufren discriminación, tanto en Oriente como Occidente.
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FONTE: Gaceta.es
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