segunda-feira, 21 de julho de 2008

El equilibro y armonía de la arquitectura Bahai, Patrimonio de la Humanidad


Los santuarios de la religión Bahai en Israel, declarados recientemente Patrimonio de la Humanidad, inspiran su armoniosa arquitectura en el mismo principio que su fe: la unidad de todos los pueblos, razas y tradiciones.

Esta religión monoteísta minoritaria, que nació hace tan sólo un siglo y medio en Irán y cuenta con apenas cinco millones de fieles, ha logrado en este breve período caracterizarse por una arquitectura propia, que busca reflejar en sus edificios la principal creencia de esta fe: que el mundo es un gran país y la humanidad entera una gran familia.

Los mausoleos que acogen los restos de sus principales profetas, Bab y Baha'u'llah, están situados en la costa mediterránea de Israel y son los lugares más sagrados para los Bahai, centro de peregrinación de sus seguidores y atractivo para miles de turistas.

Quizás el más impresionante es la tumba del Bab, ubicada en el Monte Carmelo de la ciudad de Haifa, un edificio neoclásico coronado por una cúpula dorada y rodeado de jardines exquisitamente diseñados que descienden a lo largo de un kilómetro en dieciocho majestuosas terrazas.

El otro santuario en Israel conserva los restos del segundo profeta de los Bahai, Baha'u'llah, en la ciudad árabe israelí de San Juan de Acre, tan sólo unos kilómetros al norte de Haifa.

En el Monte Carmelo, plantas, fuentes y estatuas están dispuestos de forma simétrica a lo largo de las verdes terrazas ajardinadas que dominan desde lo alto de la ciudad mediterránea para producir un efecto calmante e invitar al paseo sosegado, la paz y la meditación.

Más de un centenar de personas, muchas de ellas voluntarias Bahai, cuidan a diario que ninguna hoja, flor o piedra estén fuera de sitio.

Al igual que los templos de oración Bahais, los seguidores de todas las religiones están invitados a rezar en estos jardines, porque la creencia de que existe un sólo Dios y que todas las religiones proceden de él es central en la fe Bahai.

'La declaración de Patrimonio de la Humanidad tiene toda la lógica para nosotros, porque consideramos que la fe Bahai, sus jardines, sus santuarios y sus templos son para todo el mundo, no están restringidos a nuestros fieles', explica a Efe Douglas Moore, portavoz de la Comunidad Internacional Bahai en Haifa.

'El diseño de nuestras casas de oración y jardines refleja la belleza y una estética y ética de refinamiento excepcional que conduce a la espiritualidad y a la elevación. La innovación y el diseño son parte de un proceso creativo que comienza con la creencia en Dios y se expresa desde ahí', añade.

Los edificios Bahai tratan de crear una atmósfera que permita el florecimiento del pensamiento positivo y a los que acuda gente de todas las creencias y culturas.

Los centros se levantan y conservan con la aportación exclusiva de fieles de esta fe, prohibida en Irán y que vive dificultades en otros países, como Egipto.

'Dar donaciones generosas y sacrificadas es parte de las obligaciones espirituales de los Bahai', explica Moore, que añade que los creyentes deben calcular cuánto dinero necesitan para vivir y, de lo que les sobra, aportar al menos un 19 por ciento a su iglesia.

Según él, en América Latina hay decenas de miles de fieles, entre los que resalta la comunidad boliviana, formada por unas 40.000 personas, así como las establecidas en Panamá, donde hay una casa de oración, y en Chile, donde se está construyendo un nuevo templo.

Los Bahai no tienen clérigos y se organizan de forma democrática, con consejos locales y nacionales que se eligen por votación y cuyo mayor exponente es la Casa Universal de la Justicia.

Sus ceremonias religiosas son sencillas y sus fieles deben ser castos, no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio y pensar y vestir de forma modesta, de acuerdo con la cultura en la que vivan.

Tienen prohibido beber alcohol, requieren del consentimiento de los padres para casarse y pueden divorciarse, aunque se desaconseja.

Esta religión promueve los matrimonios inter-raciales, defiende la igualdad de hombres y mujeres y persigue la eliminación del racismo y los prejuicios.

Para llegar a ello, defiende la armonía en todas sus formas y propone la adopción de un idioma universal y el establecimiento de una sola moneda y sistemas de peso y medición únicos para todo el planeta.

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FONTE: Terra Actualidad - EFE (18-07-2008)

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