JOSÉ MANUEL BUSTAMANTE
ANTIGUA (GUATEMALA).- Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz en 2003 y abogada de la periodista estadounidense de origen iraní Roxana Saberi, asegura que las autoridades de Teherán no la habrían liberado y reducido su condena de no haber existido la presión internacional. Saberi fue acusada de espionaje y condenada a ocho años de cárcel. El pasado lunes, la pena fue reducida a dos años y abandonó la prisión.
Ebadi, prestigiosa jurista iraní y defensora de los derechos humanos, se encuentra en Guatemala para participar en un encuentro de mujeres que obtuvieron ese galardón. Su presencia coincide con una delegación española capitaneada por la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género que ha viajado allí con el objetivo de denunciar los feminicidios en el país.
* ¿A qué obedece la liberación de Roxana Saberi?
En realidad, ella no debió haber sido arrestada en ningún momento. Desafortunadamente, las detenciones ilegales ocurren con frecuencia en Irán. El Gobierno sospecha de actividades civiles y políticas, y cuando alguien es arrestado lo acusan de espionaje. Lo mismo le ocurrió a Roxana, primero dijeron que era una espía, después que era inocente. Por supuesto, la presión internacional ha sido muy importante. Si no hubiera existido, no la hubieran liberado. Quiero agradecer a todas las personas que trabajaron por su puesta en libertad, sobre todo a Reporteros Sin Fronteras, alguno de cuyos miembros comenzó una huelga de hambre. Después de que dos de mis colegas y yo aceptáramos ser los representantes de Roxana, fuimos a la cárcel seis veces para visitarla, y las seis veces lo impidieron. Tampoco pudimos ver su expediente. El fiscal le dijo a su padre, Reza Saberi, que si no la defendíamos nosotros, tal vez pudieran ayudarla.
* ¿Puede ser esta liberación un ejemplo para el resto de mujeres arrestadas ilegalmente en Irán?
Sí, pero en los últimos dos años 50 mujeres que trabajan por los derechos humanos han sido acusadas de actividades criminales y se han abierto causas penales contra ellas. Algunas han sido declaradas culpables y varios casos están siendo apelados ahora. Uno es el de la activista Olie, que ha sido condenada a tres años de prisión. Acusan a las mujeres de ser una amenaza para la seguridad nacional, pero en realidad sólo luchan por la igualdad de derechos.
* ¿En qué trabaja actualmente?
Con los prisioneros políticos que pertenecen a grupos de oposición no violentos. Entre mis clientes hay estudiantes, periodistas, activistas en favor de los derechos de las mujeres, de los derechos humanos. Uno de ellos, Kabud Ufan, ha sido condenado a cinco años de cárcel. También se persigue a minorías religiosas, en especial a los bahai. El Gobierno no reconoce sus derechos. Siete de sus líderes han sido apresados. Yo los represento, pero no se me permite visitarlos en la cárcel ni tampoco leer su expediente.
* Su hija fue acusada de pertenecer a esa minoría religiosa.
Lo hicieron para para impedir que yo los asistiera legalmente. Si un musulmán se convierte a otra religión, puede ser ejecutado. En realidad, ellos querían asustarme y decirme que la vida de mi hija estaba en peligro. Pero todo es mentira. Mi hija y toda mi familia es musulmana. He presentado una querella contra el Gobierno por difamación.
* ¿Recibe amenazas por su trabajo?
Hace años que estoy siendo amenazada de muerte. Mientras leía el expediente legal de un acusado, descubrí una nota de los servicios secretos en la que se ordenaba mi ejecución. El 20 de diciembre del año pasado la policía entró sin permiso en las oficinas de mi organización de defensa de los derechos humanos y las cerró. Actúan de forma ilegal. Compré ese edificio con el dinero del Premio Nobel, y también vivo en él. Cerraron mi oficina, pero no mi boca. Y continuamos nuestro trabajo. Para ejercer más presión sobre mí, arrestaron a mi secretario. Pero continuamos trabajando. Una semana después, se llevaron todos los ordenadores y mis archivos. Pero aun así continuamos trabajando. Una semana después, el Gobierno organizó una manifestación enfrente de la oficina, hicieron pintadas. Llamé a la policía, pero sólo vinieron dos agentes para pararse en una esquina y observar lo que pasaba con una sonrisa en la cara. Pero continúo haciendo mi trabajo. Ellos quieren que lo deje o que me vaya de Irán. Pero no voy a hacer ninguna de las dos cosas.
* ¿Teme por su vida?
El miedo es un instinto, como el hambre. Pero trabajar en estas condiciones todos estos años me ha enseñado a sobreponerme a mis temores y no dejar que interfieran en mi trabajo. No quieron dar satisfacción a quienes me persiguen.
* ¿Cuál ha sido su mayor sacrificio?
Tomé este camino consciente de sus peligros. Y soy feliz. No siento que haya perdido nada. Estuve en la cárcel, pero eso no es importante. He trabajado gratis durante los últimos 17 años, y hubiera podido ganar mucho dinero.
* ¿Va a mejorar la situación de las mujeres iraníes?
Sí, pero no sé a qué ritmo. Depende de la presión sobre el Gobierno y de la situación internacional.
* ¿Cuál es el mayor obstáculo?
La cultura patriarcal. Quienes tienen el poder no quieren compartirlo.
* ¿Es ese obstáculo peor en la sociedad musulmana?
No, desafortunadamente existe en todos lados, y no tiene nada que ver con la religión.
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